Siempre que vemos algo súper barato, tendemos a desconfiar. Y siendo sinceros, por algo será. Si no desconfías, en este blog te explico por qué deberías empezar a hacerlo. A ver, tampoco quiero demonizar todo lo que diga “descuento”. Yo también caí (y sigo cayendo), pero con el tiempo me fui dando cuenta de ciertas cosas que hacen que, detrás de un “mega descuento”, termines gastando lo que ahorraste en otras cosas.

Por eso, acá voy con un listado de tips a tener en cuenta antes de comprar una mega oferta de viajes. Algunos también son válidos para la vida en general:
- El horario del vuelo importa más de lo que crees
Antes de comprar ese vuelo súper barato que estás viendo, fijate en el horario de llegada/salida. Muchas veces los aeropuertos están en las afueras de la ciudad, y el transporte público suele funcionar solo hasta la medianoche. Si llegás tarde, el gasto en taxi puede opacar el ahorro.
Si el vuelo aterriza de madrugada, terminás pagando una noche de hotel que no vas a usar, porque no podés quedarte vagando por la ciudad a las 3 de la mañana. Además, puede ser peligroso.
El día siguiente también está casi perdido: estuviste viajando toda la noche, no dormiste nada y el cuerpo necesita descansar. - Las escalas no siempre son una ganga
Si el vuelo es barato porque tiene 45 escalas, probablemente termines gastando más en comida en los aeropuertos que el extra que te ahorraste. - ¿A qué aeropuerto llega tu vuelo?
Esto es clave. Muchas veces, los vuelos baratos llegan a aeropuertos súper incómodos. Por ejemplo, en París, el aeropuerto Beauvais tiene vuelos económicos, pero el transporte hasta el centro termina costando tanto como lo que ahorraste. En ese caso, recomiendo Orly, que está conectado con el metro. - Analizá el destino y la temporada
Puede ser muy barato viajar a Grecia en noviembre/diciembre, pero si el destino es conocido por sus playas, flores y mar, no tiene mucho sentido ir cuando hace frío y no podés disfrutar de nada. Hay que analizar cada situación y buscar alternativas. Por ejemplo, si el verano es carísimo, quizás la primavera sea una opción más equilibrada. - Nada es gratis (en la vida ni en los viajes)
Esto aplica a todo. Cuando vivía en Argentina, siempre escuchaba que en Europa había ofertas increíbles. Y sí, a veces hay buenas ofertas, pero la mayoría de las veces tienen un costo escondido: horarios incómodos, escalas interminables o aeropuertos lejos de todo.